Eva Durán, ex Diputada Nacional y socia de «Familia y Dignidad Humana».
Desde la historia de la humanidad la muerte se ha ido mitificando según las creencias del individuo. Hasta llegar a nuestros tiempos, con el paso de los siglos hemos ido avanzando tecnológicamente a un ritmo vertiginoso – seguramente en algunas cosas para bien-, en otras hemos visto o sentido peligrar la existencia del ser humano. La llegada del siglo XXI nos ponía en alerta si seríamos remplazados por máquinas de última tecnología y hasta por la robótica, haciendo de nuestro día a día más difícil para competir con esta transformación y con el siguiente interrogante: ¿dónde el ser humano quedaría relegado a qué?, ¿a ser superado por las máquinas?
Con el paso de los años y, echando la vista atrás, comprobamos que somos nosotros mismos, LOS HUMANOS, quiénes pretendemos acabar -o más cruel aún-, exterminar la vida. Seguramente esto para muchas personas sea algo pasajero o poco relevante, no, porque no les interese, si no por el ajetreado mundo en el que vivimos, muchas veces sin importarnos que pasa en nuestro entorno.
Es obvio, pero también inquietante, que los gobiernos sean tan intervencionistas en estados democráticos, que sean parte de una Legislación donde decidan quién debe vivir o morir. ¿No será mejor saber y poner solución a quién se siente agobiado por vivir mal, en un mundo ya demasiado deshumanizado? De ahí la llamada de atención a esos políticos a los que sólo les interesa una parte de la población que piensan como ellos, que apuestan, apoyan y legislan en la destrucción del ser HUMANO con la aprobación de leyes abortivas, o como la más reciente de Holanda, sobre permitir y ayudar a morir a “mayores con cansancio” y sus ya suicidios asistidos, con unas cifras escalofriantes que la Eutanasia (unos 5.500 casos practicados el año pasado en los Países Bajos) nos alarma y preocupa a los que defendemos la vida y el derecho de las personas a mejorarla, entenderles y ayudar a solucionar sus problemas.
¿Por qué en vez de legislar para acabar con ella, (con la vida), no se aprueban leyes y medios para entender la causa y llevarles esa ilusión a los que la han perdido y sólo la ven en esa necesidad de querer desaparecer de este mundo? Estas prácticas como solución al sufrimiento no deben ser admisibles. Ya, algunos expertos consideran que se utiliza muy a la ligera y sus normas muy abiertas a la interpretación. Esto puede llevar a los desaprensivos por la vida a creerse dueños y señores de ELEGIR QUIEN VIVE Y QUIEN MUERE.
Ante estas decisiones, leyes y apoyos debemos tener claro y echar la vista atrás donde la política-dictatorial, como el nazismo, exterminaba al más débil. Incomprensible en nuestros tiempos, pero cada vez lo tenemos más presente. Así, vemos como candidatos a la Presidencia de los Estados Unidos anuncian “se aumente la asistencia económica a los centros abortistas” así como su apoyo a la conocida Planned Parenthood, la multinacional de abortos que se lucra traficando con bebés abortados, según se ha publicado en varios medios de comunicación.
Sólo hay que ver su procedencia, creación y sus fines. Su existencia se remonta a casi cien años, fundada por Margaret Sanger, cuyo lema no debemos de olvidar: “el derecho de la mujer a destruir”, “el control de la natalidad, con el fin de acabar con el peso muerto de la basura humana”. Eso es lo que nos debe hacer pensar y meditar, quien como el nazismo, sigue con sus ideas impregnadas de racismo. La vida e historia de Sanger nos tiene que abrir los ojos a los que creemos en el ser humano, con sus defectos y virtudes, pero con el deseo de superación y, que nunca nos supere las locuras de los que, como Margaret Sanger ( ya con anterioridad) y posteriormente el nazismo de Hitler, decretó las Leyes de Nuremberg (en 1935), esos horrores que tanto ha dañado a nuestra humanidad.
Este desvelo y preocupación por la vida del ser humano dará para seguir escribiendo si para ello conseguimos despertar a una parte de esa sociedad que debe de dejar a un lado las teorías de Darwin y Galton que les ha servido para crearse a través de ellos, su eugenesia y así ” una raza……” -que a mí, me da hasta vergüenza reproducir- y, que fueron pilares ideológicos del fascismo y el nazismo; no permitamos crear en “laboratorios monstruos” que lleven a destruir esa calidad humana que sólo tenemos las personas que creemos en un mundo perfecto o imperfecto, pero con personas capaces de seguir respetando la vida, de protegerla, por el bien de los individuos, de los pueblos y las naciones, y por supuesto de nuestro planeta. ¿Cómo es posible que esto no lo tengan en cuenta algunos políticos? EN UN MUNDO CON HUMANIDAD NO HAY CABIDA PARA EL.